Manifiesto
Día de la Mujer 8 de Marzo.
“JUNTAS SOMOS
MÁS. Cada 8 de Marzo celebramos la alianza entre mujeres para defender nuestros
derechos conquistados. Fue la unión de muchas mujeres en el mundo, la que
consiguió grandes victorias para todas nosotras y nos trajo derechos que
poseemos hoy. Este año, además, contamos con el respaldo en nuestra lucha de
las organizaciones sindicales quienes han declarado un día de Huelga bajo el
lema de #VivasLibresUnidas.
Sin embargo, once años
después de la entrada en vigor de la Ley Organiza 3/2007, de 22 de marzo,
después de dos procesos de elecciones generales en los últimos cuatro años, y
de la brutal crisis económica de los últimos tiempos, continuamos denunciando
la deficitaria aplicación y la falta de acompañamiento presupuestario de esta
ley.
No puede haber una sociedad
verdaderamente democrática si no somos capaces de eliminar los comportamientos
y actitudes machistas que atentan contra más de la mitad de la población. Y
este machismo, se extiende en todos los ámbitos, desde el familiar, al social y
laboral. Y desde la acción más sutil
hasta la más cruel de las manifestaciones, como es la violencia de género que
se ejerce hacia las mujeres. 49 mujeres y 8 menores murieron asesinadas en
2017.
La fecha del 8 de marzo es
nuestra, internacional y reivindicativa.
Nuestra identidad es
múltiple, somos diversas. Vivimos en el
entorno rural y en el entorno urbano, trabajamos en el ámbito laboral
remunerado y en nuestros hogares creando riqueza que no se visibiliza. Somos
payas, gitanas, migradas y racializadas. Heterosexuales, bisexuales, queer,
lesbianas y transgénero. Nuestras edades son todas y nos sabemos mutiladas,
asesinadas, perseguidas, presas.
Somos TODAS. Juntas hoy paramos el mundo y gritamos: ¡BASTA! ante
todas las violencias que nos atraviesan.
¡BASTA! de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones.
Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas se dote de recursos y medios para el
desarrollo de políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad
libre de violencias contra las mujeres y niñas.
¡BASTA! De violencias
machistas, cotidianas e invisibilizadas, que
vivimos las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición. QUEREMOS poder
movernos en libertad por todos los espacios y a todas horas. Señalamos y
denunciamos la violencia sexual como una expresión más de violencia machista.
Es urgente que nuestra reivindicación Ni una menos sea una
realidad.
¡BASTA! De opresión por
nuestras orientaciones e identidades sexuales! Denunciamos la LGTBIfobia social, institucional y laboral que
sufrimos muchas de nosotras, como otra forma de violencia machista. Somos
mujeres y somos diversas.
Somos las que reproducen la
vida. El trabajo doméstico y de cuidados que hacemos las mujeres en nuestros
hogares es imprescindible para el sostenimiento de la vida, y sin embargo
continua estando infravalorado tanto económica como socialmente. Hoy, damos
visibilidad a un trabajo que nadie quiere reconocer, ya sea en la casa, mal
pagado o como economía sumergida. Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea
reconocido como un bien social de primer orden, y exigimos la redistribución de
este tipo de tareas.
Para
nosotras, el compromiso con la salud no es un simple dato presupuestario y reclamamos
equidad e igualdad de acceso a diagnósticos, prestaciones, terapias y fármacos,
así como a la innovación y a la atención personalizada, con independencia del
lugar de residencia.
Hoy reivindicamos también
una sociedad libre de opresiones, de explotación y violencias machistas. Por
ello el Consejo de la Mujer del Ayuntamiento de Torrelavega manifestamos el
rechazo más absoluto a toda aquella forma de expresión artística y cultural,
que conlleve cualquier tipo de apología de la violencia hacia la mujer,
conducta machista o se manifieste a través de un lenguaje sexista que promueva
cualquier tipo de trato denigrante y vejatorio hacia la mujer.
En 1951 la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) elevó a derecho fundamental el
principio de "salario igual a trabajo de igual valor", pero hoy
seguimos soportando desigualdades salariales que expresan una severa
discriminación de la mujer en el mundo laboral. Los interlocutores sociales
debieran afrontar con urgencia esta realidad. Los
trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad, la
incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no deseadas.
Nosotras engrosamos las listas del paro. Muchos de los trabajos que realizamos
no poseen garantías o no están regulados. Y cuando algunas de nosotras tenemos
mejores trabajos, nos encontramos con que los puestos de mayor salario y
responsabilidad están copados por hombres. Las mujeres han sufrido y siguen
sufriendo en mayor medida las consecuencias de la crisis. En Cantabria, el paro
entre las mujeres alcanza la cifra de 22431, lo que supone la progresiva
feminización del desempleo. Hay 15800 mujeres menos que hombres en actividad y
14.900 mujeres ocupadas menos. Ganamos 7304 euros menos que los hombres. Y el
90% de las desempleadas no reciben prestación. Además, asumimos
mayoritariamente permisos y excedencias por cuidados, lo que limita su
desarrollo profesional y merma sus derechos.
Por ello gritamos:
¡BASTA! de discriminación laboral por el hecho de ser mujeres. Exigimos
que se promueva una Ley para la Igualdad Salarial y avanzar en la
representación paritaria en los órganos de representación sociales y económicos
de la sociedad española. Que se activen políticas que fomenten la
corresponsabilidad en línea con lo propuesto por la Comisión Europea en 2017.
Uno de los principales indicadores de calidad de vida de la población es el
acceso en igualdad de oportunidades, para mujeres y hombres, a todos los
ámbitos de la vida. El derecho al trabajo digno, que emana de la Constitución Española,
es una condición esencial para la igualdad de derechos efectiva, para la
independencia económica y la realización profesional de las personas.
¡BASTA! de que ser mujer sea la principal causa de pobreza y
que se nos castigue por nuestra diversidad. La precariedad se agrava para
muchas de nosotras por tener mayor edad, ser migrada y estar racializadas, por
tener diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad.
Reivindicamos que nuestra situación laboral nos permita desarrollar un proyecto
vital con dignidad y autonomía; y que el empleo se adapte a las necesidades de
la vida: el embarazo o los cuidados no pueden ser objeto de despido ni de
marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras expectativas personales ni
profesionales.
¡BASTA! de pensiones de miseria, que nos obligan a sufrir pobreza en la
vejez. Exigimos también las pensiones que nos hemos ganado.
Durante la vejez, tras cotizaciones marcadas por contratos temporales y a
tiempo parcial, las pensiones de las mujeres son un 40% inferiores a las de los
hombres. Esto hace que muchas mujeres pensionistas sean cada vez más pobres y
que, tras toda una vida trabajando, no puedan tener una vejez digna. Pedimos la
cotitularidad de las pensiones y que el tiempo dedicado a tareas de cuidado, o
que hemos desarrollado en el campo, sea reconocido en el cálculo de las
pensiones al igual que el trabajo laboral y luchamos por la
ratificación del convenio 189 de la
OIT que regula el trabajo doméstico.
¡BASTA! de pasividad en políticas de igualdad. Queremos que se impulse el
diálogo social y la negociación colectiva, incrementando las políticas activas
de empleo, exigiendo planes de igualdad en todas las empresas obligadas por ley
y establecer medidas de acción positiva, imprescindibles para combatir las
brechas de género en el empleo, e impulsar
la corresponsabilidad y avanzar en el ámbito de la conciliación.
Exigimos ser protagonistas
de nuestras vidas, de nuestra salud y de nuestros cuerpos, sin ningún tipo de
presión estética. Nuestros cuerpos no son mercadería ni objeto, y por eso,
también hacemos huelga de consumo.
¡Basta ya de ser utilizadas como reclamo!
La educación es la etapa
principal en la que construimos nuestras identidades sexuales y de género y por
ello, tanto el alumnado como la comunidad educativa debe reinvindicar la
implantación de una educación pública, laica y libre de
estereotipos. Reivindicamos
el derecho a una formación afectivo-sexual que enseñe en la diversidad, sin miedos, sin
complejos, y que no permita una sola agresión machista ni LGTBIfóbica en las
aulas.
Exigimos un avance en la
coeducación en todos los ámbitos y espacios de formación y una educación en la
que la perspectiva de género sea transversal a todas las disciplinas. ¡No
somos una excepción, somos una constante que ha sido callada!
¡BASTA! De invisibilidad en nuestros logros como científicas, artistas,
pintoras, escultoras, arquitectas, inventoras, deportistas, políticas,
sindicalistas…
Ninguna mujer es ilegal. Decimos ¡BASTA! al racismo y la exclusión. Gritamos bien
alto: ¡No a las guerras y a la fabricación de material bélico! La consecuencia
directa de las guerras son millares de mujeres refugiadas por todo el mundo,
mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y violentadas.
El Consejo de la Mujer de
Torrelavega, por voto mayoritario de sus miembros, apoya los paros convocados
por la Comisión 8 de marzo, y apoyados por los sindicatos; así como a participar en los distintos actos
y movilizaciones que se celebren con motivo del 8 de marzo; para reiterar
nuestro compromiso activo con la eliminación de la discriminación laboral, económica y social de
las mujeres. Del mismo modo apoyamos la huelga de cuidados que pretende
visibilizar el trabajo de las mujeres que nadie quiere reconocer, ya sea en el ámbito domestico y en el de los cuidados
personales.”